Aquel atardecer, te acuerdas, tu y yo
sentados en las rocas a la orilla del mar
con la suave brisa que nos acariciaba
y nosotros no parábamos de hablar,
entre risas, se nos hizo de noche
y una paloma nos avisaba, de que
era hora de marchar, pero no nos
dábamos cuenta y no haciámos más que hablar
que maravillosa tarde la de aquel dia
en donde vi ese mágico atardecer
a tu lado fue un momento muy grato
mirándote como hablabas sin parar
una conversacion muy amena que pasaban
las horas sin apenas darnos cuenta.
Ese atardecer nunca se me
llegará a olvidar
pues a tu lado siempre
me lo harás recordar, gracias
por haberme hecho tan feliz
una tarde cualquiera a la orilla del mar.
Angela Ucher Soto
derechos reservados.